lunes, 16 de septiembre de 2013

Intervención en el Congreso Mundial de Salud Mental 2013


“Interdisciplina e inclusión social como ejes de intervención”

     25 al 28 de Agosto 2013     -     Hotel Panamericano
 
 
Reseña


Guillermo Belaga presenta los distintos trabajos de  la Mesa: “Ruptura, Síntoma-Singularidad, Lazo Social. Una institución para cada Síntoma”. Se toman como ejes los dispositivos del Servicio de Salud Mental del Hospital y su articulación. Cómo estos dispositivos procuran ceñir algo del incómodo par Institución-Psicoanálisis, donde  las “palabras conocidas”: impulsividad, borderline, psicofármacos, DSM, etc,  pueden dar lugar a la novedad. Entradas y Salidas, y el entramado de la lógica colectiva que sostiene las estrategias e intervenciones del equipo de trabajo.

La Lic. Adriana Rógora propone un abordaje del Dispositivo de Admisión, como uno de los modos de entrada al Servicio. La admisión pensada como proceso, “no sólo da ingreso a la consulta sino que funciona como un dispositivo asistencial en sí mismo, en el sentido que posibilita el alojamiento en lo institucional, ofreciendo a quien consulta un lugar y un tiempo de escucha; Otro a quién dirigirse”. Allí se reciben los pacientes que llegan en el día sin programación previa, de manera espontánea o bien derivados por otros servicios del hospital, por otras instituciones dentro y fuera del partido, y por otros dispositivos de entrada al Servicio: Internación en Sala o Guardia.

Se remarca la dimensión de admisión subjetiva por parte del que consulta y la orientación por lo Singular del Síntoma desde donde se decide y se interviene.

Se presenta viñeta clínica en relación al dispositivo. Guillermo Belaga subraya de qué manera, en tanto aquello que marca la época, muchos pacientes llegan a la consulta encontrando una explicación a su padecer a partir de categorías que obedecen a la lógica del mercado bajo el paradigma biotécnico, "soy bipolar". Lo que el DSM no tiene en cuenta es, siguiendo la lógica del caso presentado, la erótica del duelo.

La Lic. Valeria Cavalieri comenta el trabajo en la Internación en Guardia. Allí donde la urgencia se presenta en la época vía el pasaje al acto - cuerpos mutilados, intoxicados, caídos -  el desafío es sintomatizar esos excesos, producir el relato que dé cuenta de las coordenadas del acto. “Hacer lugar” es el  primer gesto que permitirá  la construcción de una temporalidad para que algún lazo se instale, en contraposición a las respuestas segregativas propias de la época.

Se transmite la modalidad del trabajo del dispositivo de Internación conformado por psicólogos y psiquiatras, su lógica y la ética desde donde se orienta para responder a la coyuntura actual.

La Ley Nacional de Salud Mental (ley 26.657) “destaca una experiencia que se viene implementado desde hace varios años en el Servicio: internaciones breves en el hospital general orientadas a la estabilización y el armado de red de inclusión social que permita continuar el tratamiento por consultorios externos, evitando en lo posible la derivación a hospitales monovalentes y las secuelas de psiquiatrización y cronificación que establecen, frecuentemente, un destino de segregación para los pacientes”.

En la transmisión se destaca el trabajo del armado de las estrategias que convengan cada vez, siguiendo la lógica del caso que se irá construyendo en el entre varios del equipo.
 

Luego de la presentación de un recorte clínico, Guillermo Belaga hace hincapié en el Pasaje al acto y la lógica del mismo. De qué manera este se conecta a la angustia en la neurosis y al odio en el acto melancólico. Hace referencia a "el odio como único sentimiento lucido". En tanto para el DSM el caso sería categorizado dentro de la impulsividad lo que deja por fuera la consideración de la angustia.

A continuación la Lic. M. Ines Iammatteo despliega el modo en que se trabaja en los Consultorios Externos del Servicio. Así como la Admisión y la Internación suelen ser modos de entrada, la salida de esos dispositivos puede implicar la entrada a un tratamiento por consultorios externos.
 

Se recorta la particularidad de la temporalidad de dichos tratamientos, que si bien no presentan un tiempo prestablecido, se piensan como tratamientos de “objetivos limitados” y allí la temporalidad que cuenta es la subjetiva.

“El dispositivo implica la puesta en acto del discurso analítico como la respuesta a una demanda. Sabemos que no se trata de adaptar al sujeto ni de “curarlo” de sus síntomas como algo eliminable al modo de la enfermedad médica. Sabemos también que el sufrimiento del sujeto conlleva una satisfacción que no se resigna fácilmente, es decir lo singular de su goce”.

Las Salidas del dispositivo como finales de tratamiento en el hospital  ubican algo de la localización de lo pulsional en juego, de aquello que se repite más allá de la resolución terapéutica.


Por último, la Lic. Virginia Walker plantea  la complejidad del entramado colectivo que sostiene el trabajo diario.

“El Servicio de Salud Mental HCSI propone el alojamiento y tratamiento de lo inadecuado. No para ajustar al discurso imperante sino para hacer lugar a lo diverso, que lo diverso encuentre una forma social”. En la práctica, la orientación por el punto de imposible que señala que no todo puede ser recubierto por lo simbólico, sitúa la particularidad de un trabajo con otros, y otras disciplinas, que contempla dicha hiancia.

Un colectivo que lejos de homogeneizar, contempla las diferencias e impasses, sin que se forcluya la decisión sostenida en una ética y una orientación.

Esa inconsistencia contiene el desencuentro y también la oportunidad de invención. Lógica que recorre los dispositivos presentados.


 27 de Agosto de 2013

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Intervención en el Congreso de AASM - Agosto 2013


 
 
DE LA URGENCIA A UN BIEN DECIR EN EL MARCO DE UN HOSPITAL PÚBLICO

 
PRESENTACIÓN

            Nuestra práctica, en el Servicio de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro, se inscribe en el marco de un hospital general de comunidad.  Allí se presentan pacientes embrollados en su padecer: cuerpos mutilados, inquietos, agitados, mudos, agobiados, intoxicados.

            Si bien el discurso médico interpreta ese sufrimiento desde una perspectiva biológica e intenta bajo una normativa del “para todos” sostener el ideal de Salud, suprimiendo el sufrimiento en el menor tiempo posible, los practicantes del psicoanálisis apostamos a introducir otra temporalidad.  En esta cultura del “para todos” y de la inmediatez, el trabajo del servicio de Salud Mental está orientado desde otra perspectiva que intenta soportar el equívoco, introducir una pausa, un tiempo de comprender.  Se trata de alojar la dimensión subjetiva ofertando un espacio de escucha que posibilite el pasaje del hecho al dicho y del dicho al decir[1]. Buscamos que el decir se despliegue a lo largo de las entrevistas dando lugar a la subjetivación de la urgencia. Pensamos a esta como una forma de entender que el sujeto que llega a la guardia ha perdido sus referencias; ha sufrido una ruptura en su equilibrio subjetivo y encuentra en el Hospital y en el practicante otro que lo aloja en su padecer, transformando el  grito por fuera de la palabra con el que el paciente se presenta, en un llamado[2].  De este modo se buscará abrir nuevas respuestas frente a lo traumático, que surja un nuevo sentido, posibilitando en esta operación un horizonte de invención.

            Consideramos que el desafío del practicante es dar un salto cualitativo entre adaptar el reglamento al caso y captar lo que en el caso excede al reglamento. Sabiendo que las reglas institucionales existen, es necesario saber hacer con ellas; sin perder de vista que hay un sujeto que sufre y que viene a consultar. Es en la tensión entre el apremio por resolver y la burocracia en la que se enmarca, que la labor diaria entra en juego. Es la plasticidad del practicante la que permite encontrar una salida apoyada en la ética que orienta la práctica, con intervenciones calculadas, frente a la singularidad  de cada quien, desde cada uno de los dispositivos. De esta manera pretendemos dar lugar a la subjetivación del padecimiento.  Las formas que toma el malestar en la cultura se revelan de diferentes maneras, la aparición de sufrimientos singulares nos llevan a re-inventar nuestra práctica una y cada vez.


            Orientados por lo real del síntoma, la apuesta es caso por caso, privilegiando el detalle, la singularidad, es decir el modo en que cada uno responde a su malestar.  Es a través de la construcción de un relato, de la localización de la contingencia y su relación con otros sucesos de su vida que el paciente empezará hacer propia la urgencia y sus dichos. Nuestro horizonte es alojar al sujeto en urgencia, uno por uno, localizando las coordenadas en las que la irrupción sintomática aparece. Para eso será necesario la construcción de un Otro, en donde tanto el  Hospital como Institución y el practicante ofrecen un lugar (vacío) a quien dirigirse, a quien enlazarse,  en donde el paciente pueda desplegar su decir y otorgarle un sentido único a aquello que se presenta como sin sentido. Es así que se puede pensar “una Institución para cada síntoma”.

            La ética con la que nos orientamos subyace a una práctica que va en contra de un movimiento de reducción del sujeto a lo meramente clasificatorio (consumo, impulsividad, trastornos, etc.). Estas clasificaciones solo reenvían a una posición donde la singularidad del sujeto queda borrada. La lógica con la que trabajamos e intervenimos es la de, mediante el alojamiento de la palabra, restituir un estatuto de sujeto. En "Televisión"[3] Lacan define el Bien decir como "el deber de reconocerse en el inconsciente, en la estructura". Situar el Sujeto en los efectos de la combinatoria significante para producir en el decir, algo de lo real, eso que orienta la cura.

 

USO SINGULAR DE LOS DISPOSITIVOS. ESTRATEGIAS. INTERVENCIONES. CONTROL.

Para dar cuenta del uso singular de los dispositivos en el caso por caso, tomaremos como punto de partida lo que plantea Eric Laurent cuando propone a las instituciones del campo de salud mental y de la medicina lo siguiente: “queremos instituciones… que le den su lugar a la particularidad y que desconfíen de la masificación por identificación. La hipótesis freudiana del inconsciente implica que la particularidad no solo se alcanza respetando los derechos de la persona, lo que es un requisito necesario, sino dejando hablar al sujeto. Primero no hay que hablarlo, o someterlo a la regla, aunque fuera la mejor de las reglas. Para ir en contra de la agregación institucional es menester darle su lugar a la palabra del sujeto. Se necesitan instituciones particulares para darle lugar al inconsciente”. [4] Es posible que el desafío del practicante sea dar un salto cualitativo entre adaptar el reglamento al caso y captar lo que en el caso excede al reglamento, donde se recorte una particularidad.  “Si uno piensa orientarse con las reglas está perdido”[5], uno debe orientarse teniendo en cuenta de que las reglas institucionales existen, pero hay que saber hacer con dichas reglas; hay que saber actuar con las reglas sin perder de vista que hay un sujeto que sufre y que viene a consultar.

                        La apuesta es a la palabra, intentando que el sufrimiento pueda ser subjetivado pero sin perder de vista como horizonte, que podrá funcionar para cada quien y en cada vez. Es decir el modo que cada uno puede hacer con lo real que no cesa de no inscribirse.
             

Contamos en el servicio con un espacio de control, práctica que atraviesa los diferentes dispositivos.  Hay supervisiones individuales y también  supervisiones específicas para el dispositivo de internación. Este espacio es esencial en tanto permite pensar obstáculos, preguntas, diagnósticos, para orientar la cura. Lo que lo caracteriza es que se encuentra atravesado por la tensión entre el trabajo múltiple de la lógica colectiva y el trabajo individual de los que día a día  realizan el seguimiento de los pacientes. Tal como sucede con el pase diario de pacientes. En este caso la supervisión deja como saldo la importancia de armarle al paciente un “cuerpo” que le funcione como lazo. Esto no será sin el cuerpo del analista, que se prestará cada vez, a cada encuentro. No será tampoco sin el marco de una Institución que aloje su síntoma. Las intervenciones tendrán entonces también como orientación el que el Hospital como Institución ocupe una posición de Otro, Otro que aloja y con quien se crea lazo.

 
DEL PASAJE AL ACTO A UN TRATAMIENTO POSIBLE

El objetivo de esta presentación es poder dar cuenta de cómo nos orientamos en el trabajo de los casos de pacientes que ingresan a la guardia tras haber cometido actos graves en donde, fue este mismo acto lo que resolvió algo  del padecer que lo motivó. La dificultad se hace manifiesta justamente en este punto, en donde algo relacionado con el alivio ha tenido lugar después del acto, obstaculizando el acceso a una dialéctica posible. Nada del orden de la angustia pareciera poder rastrearse, una aparente desafectividad tiñe el discurso y la contundencia del acto queda desdibujada. ¿Qué ha sucedido con la certeza absoluta de la angustia? Pareciera que ha sido el acto mismo lo que ha ido en desmedro de aquello. En palabras de Lacan “actuar es arrancarle a la angustia su certeza”[6]. El pasaje al acto tiene, según Lacan, el dejar caer del sujeto como correlato esencial. Esto sería así en tanto el sujeto aparece borrado al máximo, se precipita y bascula fuera de la escena. Queda caído como sujeto historizado, arrojado al mundo.[7]

EL MOTOR DE NUESTRA PRÁCTICA

Teniendo en cuenta lo expuesto hasta el momento nos preguntamos qué es lo que permite y sostiene el trabajo diario en el servicio. Que es lo que hace que un practicante escuche día tras día el padecimiento del que consulta.

Lo que motoriza nuestra práctica es el deseo del analista. Entendiendo que este deseo no tiene como horizonte un ideal de querer curar. Se trata de una función, vaciada de la persona del analista. Es el espacio que ofrece el practicante  para alojar el sufrimiento del paciente, brindando un lugar para que se despliegue el decir y la creación de un sentido singular, un sentido único ante el sin sentido con el que llega el paciente.

Lo que permite que esta función se ponga en forma es la transferencia. La transferencia no es, aquí, la sombra de algo vivido antes. El efecto de transferencia es ese efecto de engaño que se repite en el aquí y el ahora en tanto el deseo del analizante está sujeto al deseo del analista.

 

 BIBLIOGRAFIA.

 
·       Belaga, Guillermo: “La Urgencia Generalizada. La Práctica en el Hospital”. Editorial Grama; Buenos Aires; 2004.

·       Belaga, G., Respuestas a lo impolítico de las urgencias subjetivas, en Virtualia # 19, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, noviembre 2009

·       Lacan, El Seminario, Libro 10 “La Angustia” Clase IX “Pasaje al acto y acting out”. Pág.  128. Paidós, Buenos Aires, 2006.

·       Lacan, J., El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Bs. As., 2006.

·       Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. As., 2001.

·       Lacan, J. "Televisión". En Psicoanálisis: Radiofonía & Televisión, Barcelona, Anagrama, 1974.

·       Laurent, Eric; “Psicoanálisis y Salud Mental”; Editorial 3 Haches, Buenos Aires; 2000.

·       Laurent, E., El revés del trauma, en Virtualia # 6, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, junio-julio 2002

·       Miller, J-A., Introducción al método psicoanalítico, Paidós, Bs. As., 1997




[1] Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. As., 2001, p. 81
[2] Lacan, J., El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Bs. As., 2006, pág. 202.
[3] Lacan, J. "Televisión". En Psicoanálisis: Radiofonía & Televisión, Barcelona, Anagrama, 1974.
[4] Laurent, Eric; “Psicoanálisis y Salud Mental”; Editorial 3 Haches, Buenos Aires; 2000. Pág. 86
[5] Laurent, Eric; “Psicoanálisis y Salud Mental”; Editorial 3 Haches, Buenos Aires; 2000. Pág.31
[6] Lacan, El Seminario, Libro 10 “La Angustia” Clase VI “Lo  que no engaña” pág. 88. Paidós, Buenos Aires, 2006.
[7] Lacan, El Seminario, Libro 10 “La Angustia” Clase IX “Pasaje al acto y acting out”. Pág.  128. Paidós, Buenos Aires, 2006.
 
 Trabajo realizado por: 
Cecilia Bauer
Flavia Bottino 
Lorena Canaveri
Romina Coletti
Ayerayen Guerrero 
Soledad Jorge
Maria Eva Leserre
Carina Liñeira
Cecilia Lustig 
Estefania Malecek 
Daniel Melamedoff 
Laura Melamedoff 
Laura Nervi 
Rodrigo Nieto 
Jimena Ortelli 
Laura Virga